CUANDO ESTOY EN TIERRA EXTRAÑA
El Premio Alfaguara de Novela 2007 ha recaído en el escritor murciano LUIS LEANTE con su obra Mira si yo te querré.
Es varias cosas a la misma vez:
-Una historia de amor imposible: un amor de juventud que siempre queda.
-Una historia de charnegos (más).
-Una historia de mujeres.
-Una historia sobre el desierto: con su dureza y su belleza.
-Una historia de la España que no supo estar a la altura de las circunstancias en el Sáhara (y que sigue sin saber cuál es su lugar y su compromiso).
Dice la contraportada que «El hallazgo inesperado de una vieja fotografía hará que Montse Cambra, una doctora de cuarenta y cuatro años, abandone su Barcelona natal para buscar a su primer amor. Comienza así un viaje que la llevará hasta el Sáhara. El afán de supervivencia y la pasión de vivir de un pueblo olvidado en el desierto la ayudarán a descubrir su verdadero destino».
La novela tiene momentos de intensa emoción y de profundo lirismo (las vicisitudes de la protagonista, las descripciones del desierto), pero sobre todo es un alegato a favor de la mezcla: de lo que otros pueblos nos pueden dar y enseñar, de lo que hemos de hacer para estar a la altura de otras circunstancias y del oasis que hay al final del desierto.
Para que sepas qué es lo que vas a encontrar te regalamos este fragmento:
«El saharaui era un hombre delgado, de facciones marcadas y piel morena. Llevaba el pelo muy corto y una barba de dos días. Rozaba los veinticinco años. Iba vestido de una forma muy corriente, con unos tejanos y un jersey de lana pasado de moda. Le dio la mano a Montse sin apretarla apenas. Luego la invitó a pasar. Era una casa modesta, de suelos muy antiguos y paredes desnudas. Entraron en un salón amplio en donde apenas había muebles: un sillón, dos sillas, una mesa baja, un mueble de pared de los años setenta, una lámpara más antigua que el resto del mobiliario. El suelo estaba cubierto por una alfombra muy grande, de colores llamativos. El cuarto daba a un pequeño balcón. La ventana, demasiado pequeña, no tenía cortinas. El salón parecía amueblado con retales de otras casas. El mueble de pared estaba vacío, como si se estuvieran trasladando. En el centro del salón había un infiernillo de butano y una bandeja con vasos de cristal pequeños y una tetera. Cuando entraron había un muchacho mirando a la calle. Era más joven que Ayach y mucho más delgado. Se lo presentó, pero Montse fue incapaz de entender su nombre. Ella se sentó en el sillón y Ayach Bachir en una silla. El muchacho se sentó en la alfombra y, sin mediar palabra, encendió el infiernillo y puso una tetera a hervir. Desde el primer momento Montse estaba escuchando el llanto desconsolado de un niño. Parecía que estuviera al otro lado de la pared».
Y por si te ha sabido a poco hemos encontrado estas perlas:
«El desierto suele cautivar al forastero».
«Si los hombres no reniegan por todo, no son hombres de verdad».
«Qué puede mover a un hombre que no ha nacido en el desierto a quedarse tantos años anclado en aquel rincón de la Tierra».
«La muerte en el desierto forma parte de la naturaleza, como el viento, como el sol».
«Hacer una lista de cosas imprescindibles para viajar».
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