Blogia
entretodos

            Nací ya después de que las malas lenguas o las mejores mentes para la ficción idearan lo de que el hombre había llegado a la Luna. Nací después de que Pelé pasase por México, con lo que no lo recuerdo aunque sí lo conozca. Y Bob Beamon ya había volado tanto que hubo de pasar siglos antes de que nadie llegara más allá.

 

            Mi regalo fue el Nobel de Literatura a Pablo Neruda, de ahí mi devoción a las odas más elementales y a los versos que un día dejó aquel capitán que se fue. De ahí un verso de Sabina, y de Sabina a Serrat, y de Serrat a Ismael Serrano. Pero mejor, la poesía que la música.

 

            Willy Brandt mi referente político y la posibilidad de que un partido de izquierdas llegara tras tantos años al poder de la mano de un andaluz que cuando pisó Madrid no sabía utilizar los cubiertos de pescado, dicen. Y que no nos defrauden.

 

            Tuve que vivir contra Mario Conde y la especulación inmobiliaria. Descreí de los que creían en las guerras como forma de resolver los conflictos. Aunque mis descreencias vienen de mucho antes.

 

            Nací crítico y heterodoxo. Eso no es ni bueno ni malo. Alguien dijo de mí eso de que “tú es que lees demasiado”. No estoy dispuesto a dar mi brazo a torcer. Cuando descubrí el Quijote me di cuenta de muchas cosas. Mi primera edición fue infantil, abreviada, con dibujos. También ahí conocí a Verne, a Dumas, a Juan Ramón. Luego seguí coleccionando y leyendo Quijotes. Y sigo convencido de que esto lo cambio yo. Aunque ahora ya no me creo Dios.

 

            Con los tiempos y los años vas abandonando la lírica y la dramática. Ahora estoy más en la épica, si es que aún quedan héroes cuyo corazón es blanco pese a sus manos manchadas de sangre. Y estoy en el ensayo.

 

            Sin proponérmelo despierto pasiones y odios. Pero suelo tener a gala no hacer caso de las loas y tomar con distanciamiento las críticas. Ni unas ni otras dicen quién soy.

 

            Sé que todos somos demasiado iguales. Por eso la mano de Dios estaba en un argentino. Pero Argentina será siempre Borges que dio una conferencia el mismo día y a la misma hora en que se jugaba la final del Mundial en su país. Somos demasiado iguales y hay que hacer esfuerzos para buscar las siete diferencias: los ojos que ven esta noche la luna están rodeados de una piel negra y entre una historia de Almodóvar y una de Murakami no termino de ver diferencias si nos revuelven las “frenes” (así lo decía Homero, ¿verdad?).

 

            Mi autobiografía sería tan larga como mis memorias, pese a que no tengo recuerdos sino ficciones. Gustos: lectura, sellos, cine, fútbol… Una comida: cualquiera. Una bebida: agua (y café). Un día: hoy. Un secreto: casi me cuesta una enfermedad escribir mi presentación. Profesión: docente.

0 comentarios